Conferencia impartida por Don Pablo Emilio Escobar Polanía durante la Sesión Solemne de la Academia Huilense de Historia, celebrada el 8 de febrero de 2024 en el Centro Cultural del Banco de la República de Neiva, para conmemorar la firma del Acta de la Independencia Absoluta de la Provincia de Neiva.

Por: Pablo Emilio Escobar Polanía*, Miembro de Número de la Academia Huilense de Historia.

Conmemoramos en la fecha uno de los más trascendentales hechos políticos de la historia regional durante la primera república: ¡la proclamación de la Declaración de Independencia de la Provincia de Neiva!, firmada el 8 de febrero de 1814.

Aquel memorable día, la Provincia de Neiva, que como en diferentes momentos lo hicieran varias de las quince provincias constitutivas del Virreinato de Nueva Granada, ratificó, con su Declaración de Independencia, la voluntad generalizada de la población criolla de esta parte del Virreinato contenida en la inoperante Constitución del 3 de febrero de 1812, sentando así un precedente ¡de compromiso con la causa de la independencia!, ¡de honorabilidad en la defensa del principio de autonomía popular! y ¡de responsabilidad en la construcción de la unidad nacional! que aún hoy, doscientos diez años después, resulta ejemplarizante.

Sellaba así la Provincia, por intermedio de su órgano representativo, el Colegio Revisor Electoral, la conclusión a que  llegaba  el análisis de la situación surgida en España tras la invasión de los ejércitos franceses de Napoleón en 1808, la deposición y apresamiento del rey Fernando VII, el vacío de poder y la situación de ilegitimidad de los representantes de la corona española en los territorios de ultramar, amén de la declaración de independencia y promulgación de sus propias Constituciones por parte de varias provincias neogranadinas.

Como bien reza la Declaración en comentario, “la Provincia de Neiva en medio de ser inerte y débil, fue una de las primeras que declaró su independencia y sacudió de su cerviz el yugo del tirano español que la oprimía[1]”.

Prueba de ello es, que actuando de manera diligente y oportuna, en clara comprensión de la favorabilidad del momento que vivía el pueblo americano para insubordinarse del poder español, la Provincia de Neiva creó su Junta de Gobierno y, el 27 de noviembre de 1811, con la representación de Don Manuel Campos, junto a los delegados de las provincias de Antioquia, Cartagena, Pamplona, y Tunja suscribió el Acta de la Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada,  que los plenipotenciarios de las provincias de Cundinamarca y Chocó se negaran a suscribir por discrepar del carácter federal que adoptaba la unión.

Convencidos de estar contribuyendo a preparar institucionalmente a las antiguas provincias neogranadinas para proyectar y construir en su suelo la nación libre, independiente y autónoma que el propio pueblo americano debía escoger, con su vinculación a la Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada la Provincia de Neiva fortalecía entre los neogranadinos la tendencia que propendía por un  Estado basado en “una constitución federal, que diera amparo a la autonomía que muchas ciudades de la entonces Nueva Granada habían comenzado a reclamar”[2] y, que desde la provincia de Pamplona lideraba Don Camilo Torres. Pero, iniciaba también así un proceso de distanciamiento de las provincias que propendían por la unidad en torno a una forma de Estado “que contara con autoridades centrales fuertes, que sirvieran de freno a la muy segura reacción de los Borbones”[3], que desde la Provincia de Cundinamarca lideraba el presidente Antonio Nariño y Álvarez del Casal, quien había depuesto a Jorge Tadeo Lozano, y cuya representación en la constituyente de la Federación llevó Don Manuel de Bernardo Álvarez.

Esta diferencia conceptual, nunca discutida fraternalmente entre las nacientes autoridades de las provincias hermanas, llevada al plano militar se llamó agresión militar a Tunja por parte de Santa Fe, según algunos autores, o de Santa Fe a Tunja, según otros; se llamó Batalla de Ventaquemada (2 de diciembre de 1812), y Batalla de San Victorino (9 de enero de 1813), y sus costos en vidas de patriotas fue grande. Al respecto, la historia oficial ha querido “que pongamos la mirada solamente en los enfrentamientos contra los españoles, los que sellaron nuestra independencia —la Batalla del Pantano de Vargas, la Batalla de Boyacá, etc.—, y que hagamos caso omiso de nuestras guerras civiles, sobre todo de la primera, evidencia de un período irredimible, condenado como está con el peyorativo mote de Patria Boba”[4].

Pero estas vergonzosas diferencias en las que la Provincia de Neiva se vio inmersa, también dejó para la historia nacional una primera lección.

No obstante haberse enfrentado militarmente unas provincias contra otras, y algunos de sus más preclaros dirigentes haber caído presos en combate, o haber cambiado de bando, la confrontación armada concluyó cuando, tras su victoria en la Batalla de San Victorino, Antonio Nariño, presidente de la provincia de Cundinamarca, propuso a su adversario Camilo Torres Tenorio, presidente de la Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, la creación de una gran fuerza militar unificada para contener las tropas enemigas que la monarquía española, restituida tras derrotar a los franceses, muy seguramente enviaría con el fin de sofocar el movimiento independentista en la Nueva Granada y devolver el poder a sus depuestos representantes.

Aceptada la propuesta de Nariño por parte de las Provincias Unidas, e investido este del rango de general, inicia el proceso de constitución de la gran fuerza militar con batallones que cada provincia crea, arma e integra a la causa de defender las fronteras de la Nueva Granada, declarada independiente según Actas protocolizadas por cada una de las provincias.

En esa circunstancia es que encaja la “presencia del soberano autor de los Derechos del Hombre” en el acto de firma del Acta de Independencia de la Provincia de Neiva, el 8 de febrero de 1814, cuando se reafirmó el compromiso y lealtad de los neivanos a la causa de la libertad, que haría flamear la bandera del Batallón Neiva en las Batallas del Alto Palacé y de los Ejidos de Pasto a órdenes del general Antonio Nariño;  y un poco más tarde, el 10 de junio de 1816 en la Batalla de La  Plata, ondeando el estandarte del Batallón Socorro, y a órdenes del último presidente de las Provincias Unidas, Custodio García Rovira, y su Guardia de Honor,  a ofrendar la vida  de sus más distinguidos hijos  para defender la independencia y la libertad de esta parte del suelo americano.

Por eso, hoy, al recordar los nombres de quienes comprometieron su genio en la redacción y firma de la Declaración de Independencia de la Provincia: y a quienes sacrificaron sus vidas luchando por hacer irreversible aquella histórica decisión, inclinamos nuestra frente en homenaje a su ejemplo y en señal de respeto a sus memorias.

Muchas Gracias.

Neiva, 8 de febrero de 2024

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

ACTA DE INDEPENDENCIA DE LA PROVINCIA DE NEIVA. Febrero 14 de 1814 Neiva

BOLIVAR 1783-1983 Liévano A. Indalecio. Editorial Oveja Negra Sexta edición 1987 Bogotá

ANTONIO NARIÑO https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Nari%C3%B1o

Vacilaciones taxativas: las declaraciones de independencia en la Nueva Granada y en el Río de la Plata. Gutiérrez A. Daniel, 2016

Acta de la Federación de las Provincias Unidas de Nueva Granada (27 de noviembre de 1811) Nueva Granada

No olvidemos la Batalla de San Victorino. GÓMEZ A. Juan Gabriel.  ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR

*Don Pablo Emilio Escobar Polanía es miembro de número de la Academia Huilense de Historia; ha publicado Pincelando el sol naciente. Up-Huila Memoria Histórica en 2015 y, La colonización armada en El Pato. Génesis, rutas y protagonistas en 2019, bajo el sello editorial Fundación Social Utrahuilca de Neiva; Así mismo, la trilogía de cuentos sobre el cura Monar y, semblanzas de los guerrilleros liberales del Llano en el Periódico Digital Suregión.com.


[1] ACTA DE INDEPENDENCIA DE LA PROVINCIA DE NEIVA. Febrero 8 de 1814

[2] NO OLVIDEMOS LA BATALLA DE SAN VICTORINO. GÓMEZ A. Juan Gabriel. EL ESPECTADOR

[3] Idem

[4] idem