Quien se dedicaba hace 70 años a la artesanía, también llevaba en su sangre algunos dotes de liderazgo, quizás lo que ocurrió con doña Ana Julia Bahos, que además de de tejer y moldear barro, lideró procesos que dieron paso al desarrollo del corregimiento de Bruselas. Actualmente doña Ana Julia, desea enriquecer la memoria histórica de su pueblo en la formación de un museo de artesanías e historia, ubicado en su propia casa.
Escrito por: Sonia Margarita Bedoya Vega, periodista de Suregión
Llamarla artesana me evoca una imagen. Quizás al atisbar a través de la puerta de su casa una pieza, se ve en el interior doña Ana Julia Bahos, una mujer mayor rodeada de bellos tejidos, ollas y jarrones elaborados a mano. Todo en orden, aseado y con lujo de detalles, se respira el aroma de lana y barro fresco. A sus 93 años, conserva los recuerdos intactos de la época de su aprendizaje artesanal, además, del desarrollo de ese entonces inspección, tras sus inicios como gestora social. Un perfil de su carácter, forma de vestir, expresar y de ver el mundo, me hace ver una mujer educada, culta, trabajadora y de casa, dedicada a su oficio. Fue cofundadora del corregimiento de Bruselas y es artesana de nacimiento, por lo que quiere montar su tienda de artículos artesanales en su propia casa y enseñarles a las mujeres que gusten sobre su labor, que proviene de la historia de nuestros ancestros.
Son las diez de la mañana, en aquel cuarto, cuando doña Ana Julia me brinda su amable saludo. Con sus manos suaves marcadas por la edad, me brinda su casa y su tiempo para ser entrevistada. Ya no me recordaba, dirigiéndome hasta aquella habitación mágica de colores de lana y de arcilla. Doña Ana Julia caminó con su espaldar curvado y su bastón en mano, vestida con su blusa de flores, su pantalón marrón y sus zapatos mocasines color gris claro. Comenzó a organizar su mesa con todos sus proyectos, por si le tomaba alguna foto. Luego, se sienta en la silla de madera que está en la esquina de aquel cuarto. ¡Yo hago de todo!, responde con la seguridad de sus manos entrelazadas, hablando de su oficio, además, de iniciar a relatar su llegada al corregimiento.
Ana Julia en territorio Bruselense.
Cuenta que desde 1942, junto con su padre Azael Bahos y su madre Rosa Benavidez, se radicaron en la zona montañosa del corregimiento de Bruselas cuando su propietario era Federico Rivas. Llegaron a este lugar debido a que en el municipio de San José de Isnos donde habitaban, fueron despojados de sus tierras al reconocer ese territorio como turístico y del gobierno. Cuando llegaron al municipio de Pitalito, los rumores recorrían por las calles, diciendo que en Bruselas en su tiempo reconocido como inspección, se estaban vendiendo lotes económicos, lo que hizo que llegaran a este territorio. Era solo, unas cuantas casas en guadua, pocas siembras y por supuesto la hacienda del café (casona). Para ella solo mayordomos haraganes, porque para tierra tan buena debería producir bastante, cosa que no ocurría. Mientras conseguían lote para vivir y trabajar, vivió en casa de don Rodolfo Nañez, tío de José Antonio Muñoz (esposo de doña Julia).
-mi papá era celoso- dice doña Ana Julia. Pues don Azael, no consentía que sus hijas se arrimaran a cualquier hombre. Su madre le daba a veces comida a José Antonio Muñoz, agua o algún favor cuando pasaba a la finca que también quedaba en la vereda Bombonal (Zona montañosa en ese entonces). –Yo que iba a pensar que él iba a ser mi esposo- era muy reservada, no se inmiscuía en cuestiones ajenas, mucho menos donde hubiera presencia de hombres. Todo dado por las indicaciones y prohibiciones de su padre.
Tras aquellos momentos de conocer a su futuro esposo, doña Ana Julia fue víctima del chisme, aquel por el que dice -yo del chisme nada-. En consecuencia, su padre la golpeó y castigó como nunca lo había hecho, pues siempre fue obediente. Durante este castigo, pidió a Dios que la muerte enviara por ella, debido a que siempre había sido juiciosa, estaba pendiente de todos los oficios de casa, trabajadora y demás, algo que no vió don Azael antes de castigarla. Quizás Dios la escuchó, pero no precisamente para morir, fue donde tomó la decisión de casarse con José Antonio Muñoz, a quien conocía muy poco, pero habían rosado vistas y algunos pequeños saludos de cortesía. Del matrimonio, quedaron 11 hijos: Jaime, María Elena, Gabriela, José Joaquín, Luz Marina, Martha, Olga, Jairo, Arley, Nohora y Willian, de los cuales uno ya falleció a causa de la enfermedad de la COVID 19 del año 2021.

La gestión y el desarrollo
Tras la venta del predio en el sector del Bombonal, compraron otro predio más cercano al terreno plano, allí doña Ana Julia Bahos y José Antonio Muñoz, decidieron dejar la madera para dedicarse al progreso de Bruselas. En el año de 1964, llegó al corregimiento de Bruselas el profesor Julio Cesar Campos, quien ayudó a organizar la gente que quería el progreso de la inspección. Fue cuando se consolidó la junta de acción comunal, posicionando como presidente de la misma a don Ricardo Leal Toro. Todo quedó plasmado en papel, pero debido a la toma guerrillera del corregimiento todos los papeles que en ese entonces estaban en la inspección de policía, fueron quemados. De esa historia son pocos los testigos.
Sentada ahí en su silla de madera fina, doña Ana Julia me brinda un café, y me cuenta que después de lo ocurrido con la guerrilla, su esposo José, con algunos ahorros de la venta de la finca del Bombonal, decide arrendar un local al señor Ismael Ortiz para colocar la primer cantina, vendiendo babaría (traída a lomo de mula) y por otro lado, abarrotes cultivados desde la región. Además, trajo el primer motor generador de energía, los molinos y la radiola donde colocaba dedicatorias. Tras ir conociendo más sobre las innovaciones, trajo el primer televisor al corregimiento de Bruselas y consigo un proyector de películas, manejado por Jaime (hijo mayor) para presentar en Bruselas, en los municipios de palestina e Isnos. Sin embargo, no solo elementos tecnológicos llegaron a la inspección, doña Ana julia, comenta que, tras la consolidación de la junta de acción comunal, se realizaron reuniones, en las que se conformaron los comités: trabajo, educación, salud y deportes. La salud fue designada a doña Ana Julia Bahos, para gestionar y contribuir el mejoramiento de esta en el corregimiento. Es decir, empezó a fluir las edificaciones, los acueductos y el liderazgo a través del trabajo de las familias de aquella época.
Doña Ana julia, junto a su comunidad no se limitaron a lo que les brindara el gobierno, planearon para iniciar las labores junto al padre de Pitalito quien también ayudaba – Se tiene que organizar el acueducto y alcantarillado – pues destinaron los días lunes para trabajar, en este caso con la brecha. Se gestionó el permiso con las casas de aquel tiempo. Todo se quedó en silencio, cuando pregunté si el conducto había sido por tubería o por guadua ¡No me había escuchado!, volví a preguntar con más fuerza a lo que respondió: -Sí, dimos la opción de quien pudiera comprar un tubo, lo comprara- y así inicio todo con obra de mano. Quizás como todo lo que ha hecho doña Ana Julia. En cuestión de Salud, hizo la gestión para la compra del lote (actualmente oficina del corregimiento) por el cual, se realizaron actividades con el fin de recaudar los fondos. Así mismo, se hizo para consolidar la estructura del ancianato. También fue testigo de que en 1973 el colegio de modalidad cooperativo iniciara sus clases con 32 estudiantes.
El oficio que quiere dejar como legado

Por último y no menos importante, doña Ana Julia Bahos fue la pionera en artesanía del territorio bruselense. Gestionó la construcción del centro de salud, el alcantarillado y el ancianato al igual que sigue tejiendo y moldeando con sus manos, bellas manualidades en arcilla debido a que en aquella época, se cocinaba en ollas de barro, como también los tejidos, pues algunas prendas se realizaban en lana e hilo, para la mesa de comedor, la cama o ropa de vestir. El proceso es para ella un trabajo que se convierte en arte, pues recorre la finca san Antonio, recoge el barro, lo pone a secar, lo muele, lo filtra y amasa como si fuera pan, es la sensación de que la historia aun esta en ella, pues mientras hace las comidas también realiza el moldeo de sus ollas, como también recuerda a su madre. – Este maravilloso arte, se lo aprendí gracias a Dios a mi mamá- expresa ella, con ese orgullo que corre por sus venas, debido a que no existían las ollas de aluminio. Doña Ana Julia Bahos, Nació el 22 de noviembre de 1927 y en su memoria lleva la gran satisfacción de haber visto crecer el corregimiento de Bruselas y haber aprendido un arte manual, que construye historia. -Yo quisiera que todas las mujeres aprendieran lo que yo sé hacer- expresa la mujer que no se queda quieta, hasta que Dios mande por ella, tanto que quiere montar su tienda artesanal. Su arte es muy reconocido a nivel municipal y ella lo sabe, por lo que le gustaría enseñarles a las mujeres que quieran aprender hacer sus obras.
Al final de esta larga entrevista, su timidez la hace decirme:
“perdoné porque por una parte que estoy sorda y por otro lado que poco veo, perdone con esta mala entrevista” Ana Julia Bahos.