“La Eskina del Barrio”, el arte como herramienta de vida y transformación

En el Tolima existe un espacio de inclusión y expresión juvenil desde el 2007, es una organización cultural que forma de manera integral las potencialidades de adolescentes de escasos recursos en labores artísticas, empresariales y de gestión comunitaria.

Con trabajo en equipo y disciplina, aflora el talento a través de las rimas, el baile y la unión, creando espacios de convivencia con la misma naturaleza que se entona el hip hop en las calles de Ibagué. (Ver video) 

 

 

La Fundación se constituyó a raíz de la violencia urbana que existió en las comunas 11, 12 y 13 de la ciudad. Un homenaje a los más de 250 jóvenes asesinados por el conflicto entre pandillas.

Actualmente la cultura del Hip Hop forma a 246 niños y niñas que fueron incluidos por no tener otra opción de vida más allá de las drogas y las armas. Eran tiempos en los cuales los homicidios se hacían “el pan de cada día”.

La música, la danza, el grafitti, la producción y los djs hacen parte del componente de la cultura del hip hop y las categorías en los cuales los jóvenes escogen de acuerdo a su vocación, sin que se desvíe la intención de implementar el arte como herramienta de vida y transformación.

En sus inicios creyeron haber escapado de la violencia con el proceso pacificador, pero a tan sólo tres años de la inauguración oficial, caerían asesinados dos de los seis líderes. Violentos y narcotraficantes no perdonaron que les hubieran arrancado jóvenes de sus prácticas criminales.

Actualmente el proyecto continua su curso gracias a la visibilidad que tiene a nivel internacional y los rubros que la oficina de las Naciones Unidas destina para sostener la casa cultural.

Tener un proyecto de vida desde la legalidad y la no violencia, es la experiencia que ofrece la “Eskina del Barrio”, según afirma Mauricio Rodríguez, representante del proceso. Aquí sus palabras.(Escuchar audio).

 

Otros aportes significativos en la construcción de la Paz

Su aporte es significativo para el proceso de reflexión que tuvo lugar en el tercer “Seminario Internacional de Justicia, Postconflicto, Reintegración, y Experiencias de Paz, una Mirada desde el Sur”, organizado en la Universidad Surcolombiana, con el interrogante: ¿Cuáles son los retos del sur para superar el conflicto interno armado colombiano?

Un espacio de formación, deliberación, divulgación y proyección que permitió reconocer saberes, fomentar interacciones y favorecer nuevos encuentros para la colaboración en torno a un tema que no es sólo responsabilidad del Estado sino que implica y compromete a toda la sociedad colombiana. (Ver: Año del compromiso ciudadano con la paz).

Desde su experiencia, Julio Alfredo Rivas, ponente en el Seminario, contextualizó las causas que originaron la guerra civil en el Salvador; que a su modo de ver se asemeja mucho al de Colombia por la naturaleza de los actores reconocidos finalmente como una contraparte militar con la que se debía negociar.

La guerra del Salvador fue un conflicto bélico interno, en el que se enfrentaron el ejército gubernamental y la Fuerza Armada del Salvador (FAES), en contra de las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El conflicto nunca fue declarado de forma oficial, pero se considera que se desarrolló entre 1980 y 1992.

El número de víctimas de esta confrontación armada ha sido calculado entre 75.000 muertos y desaparecidos. Su conclusión se dio luego de un proceso de diálogo entre las partes, con la firma de un acuerdo de paz, que permitió la desmovilización de las fuerzas guerrilleras y su incorporación a la vida política del país.

Según Rivas, la mayoría de autores aseguran que la violencia se desató por las desigualdades económicas y los fraudes electorales.
De igual manera, comparte que hoy el país sufre de una desvanecida inseguridad debido al mal manejo que el Gobierno Nacional tuvo en el postconflicto. Pandillas que a diario se fortalecen con el narcotráfico.

Respecto a un posible escenario de paz en Colombia, Rivas plantea que tienen el espejo de lo que ocurrió en Centroamérica y se debe centrar la atención en los hijos del conflicto. “No les puedo argumentar cual es la salida porque cada enfrentamiento es diferente y tiene su propia connotación”, enfatiza. (Ver: La complejidad de la reconciliación en Colombia).

Su reflexión al respecto se sustenta en el mensaje del gran escritor Alberto Maferrer: “mi deber es aplicar todas mis fuerzas a mejorar la vida y a perfeccionar la vida en que vivimos”, para señalar la importancia de que cada ciudadano empiece desde sí mismo a pensar ¿Qué puede hacer desde su asiento, casa, carrera? Porque en el proceso cualquier esfuerzo, por pequeño que sea, abona a perfeccionar el mundo, si va en el sentido correcto. (Escuchar audio).

La Justicia Penal Internacional en Colombia

Raúl Eduardo Sánchez como delegado de las comisiones Preparatorias de la Corte Penal Interamericana de la ONU y abogado admitido en la barra de abogados de la misma Corte, resaltó el papel del Tribunal de Justicia Internacional, cuya misión es la de juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, guerra, agresión y lesa humanidad.

A Partir del 2009 la Corte puede reconocer los crímenes de guerra, desde ese entonces han estudiado lo que hoy denominan situaciones, que son catalogadas como el análisis de unos hechos frente a unos estados.

En el caso del conflicto colombiano, el Estado deberá rendir cuenta acerca de lo que ha hecho frente a los diferentes crímenes de lesa humanidad o de guerra perpetrados en el país. El mismo Estado, Gobierno y la Fiscalía tendrán que presentar procesos investigativos, condenas, ley de justicia y paz que demuestran claramente la voluntad de las partes para llevar a feliz términos el procesar y a los máximos responsables a las condenas.

“A la corte penal internacional no le interesa si el Estado reconoce o no la existencia de un conflicto armado, en la medida en que son los juez internacionales o los jueces de la república los encargados de decir si hay o no un conflicto armado”, destacó el Delegado.

Tipos de Justicia

En materia penal existen dos clases de justicia, la punitiva y restaurativa. La primera es la que aplica penas, castigos establecidos por el Código Penal a hechos considerados delitos. La segunda es cuando la víctima juega un papel fundamental y puede beneficiarse de una forma de restitución o reparación a cargo del responsable o autor del delito. En este tipo sólo se necesita la verdad.

La corte penal acepta condenas alternativas como la participación en la vida política, la prisión domiciliaria, prohibiciones que puedan entenderse como no privativas de la libertad. (Escuchar audio).

Para ahondar en el tema, desde otro aspecto el abogado, docente y director del grupo de investigación “Derecho Internacional y Paz” de la Universidad Surcolombiana, Alfredo Vargas Ortiz, aseguró que el derecho de las víctimas del conflicto interno armado en el sistema judicial es un deber del Estado Colombiano, enmarcado en de los compromisos específicos para evitar que se vulneren los derechos humanos. Labor que en un 59% incumple al no reconocer las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos, lo que convierte a Colombia en una sociedad con impunidad que no está preparada para la reconciliación.

Audio reflexión Alfredo Vargas Ortiz
 

Fotografía principal: La Eskina Del Barrio Org. / hip hop " Ibague – tolima