El uruguayo Washington Uranga, docente e investigador de la comunicación de amplia trayectoria, profesor de la Universidad de Buenos Aires, participó como conferencista invitado en el Encuentro Internacional sobre Juventud, Comunicación y Cambio Social realizado en Neiva entre el 25 y el 27 de Abril. En su primera conferencia en el certámen se refirió al derecho a la comunicación y a la relación necesaria, inevitable y socialmente relevante entre la Comunicación, la Política y el Conocimiento.
Por: Luis Carlos Prohaños, periodista SuRegión
Uranga, en su estilo relajado y sensato, usó más de la mitad del tiempo que se le concedió durante el panel Investigación Juvenil y Comunicación para el cambio Social, en la mañana del 25 de Abril, para explicar claramente desde dónde hay que entender la comunicación: “La comunicación tiene que ser un proceso de vincularidad entre sujetos, eso que construimos relacionalmente todos los días. Que se potencia porque el otro y la otra son diferentes. La riqueza está en ese proceso de construir vínculos a partir de la diferencia: es decir, en la alteridad”. En otras palabras, dicho brevemente, puntualizó Uranga, hay que entender la comunicación como una forma de construir vínculos y sentidos colectivos.
Es necesario partir desde esta noción puesto que, según Uranga, el conocimiento, la política y la comunicación, son una tríada fundamental para alcanzar las transformaciones sociales y políticas que reclaman los ciudadanos. De allí el título de uno de sus más recientes libros: Conocer, transformar, comunicar.
Es indudable la importancia que adquieren estos tres conceptos esenciales, en un país como Colombia, con unos índices de abstención electoral que usualmente superan la mitad de la población apta para ejercer el derecho al sufragio, y en el que los ciudadanos descreen de las instituciones que dicen representarlo. Por eso, Uranga, el académico, el crítico y el sensato, señala: “No hay que ver el poder como algo ajeno y negativo. Puesto que luchar por el poder es esencial si se piensa en un cambio social”.
Para eso es fundamental, en palabras del investigador argentino, “mirar la política en su mejor sentido: como la necesidad de construir colectivamente consensos en función de intereses y necesidades, después vemos de qué manera. Todos tenemos intereses y necesidades”. Eso implica varios aspectos: hacer a un lado la mirada generalizada en la sociedad de que la política se limita a las práctica de quienes representan la institucionalidad estatal; validar las formas de participación que se están llevando a cabo por medio de organizaciones sociales; y, como consecuencia de lo anterior, y fundamentalmente, lograr que la ciudadanía sea entendida como un aspecto esencial de participación.
Con este escenario de participación ciudadana y de interés general por los asuntos sociales, Uranga plantea que allí la política “puede permitir acercar intereses y necesidades desde una perspectiva integral de derechos: que todos y todas podamos acceder a aquellas cuestiones básicas que mejoren nuestra calidad de vida».
En función de lo dicho anteriormente, la comunicación y el derecho a comunicarse son esenciales. Según Uranga, la comunicación no se puede limitar únicamente a lo instrumental (difusión masiva de contenidos). Debe abrirse el espectro de su noción, para entender el derecho a la comunicación como un derecho humano fundamental, habilitante del conjunto de los demás derechos humanos.
En palabras del investigador argentino: “la comunicación se reconoce como un derecho humano fundamental: para informar y ser informados, acceder a los productos culturales, a bienes, para ser una forma de representación y reconocimiento cultural, para narrar y darle sentido a lo colectivo. Y tiene que ser también una construcción y un diálogo de saberes”.
La importancia de reconocer la comunicación como un derecho fundamental radica en las posibilidades de acción que se derivan de la misma. Según Uranga: “Quienes defendemos y trabajamos por el derecho a la comunicación lo que estamos luchando es por un derecho que habilita al conjunto de los derechos: vida, trabajo, educación. Lo que estamos diciendo es: «mira, esto (la comunicación), te pertenece como derecho, nadie te lo da como dádiva, es tu derecho”.
Uranga lo dice, y reaviva una necesidad. Si se defiende el derecho a la comunicación se podrían rescatar múltiples y diversos derechos, la comunicación abre puertas y ventanas para avanzar en la defensa de los demás derechos fundamentales. En Colombia este derecho no está lo suficientemente claro, ni desarrollado como para garantizar una pedagogía que tenga como objetivo la defensa del mismo, y requiere de una legitimación social que lo ponga sobre el debate nacional.
Generalmente se pone la lupa sobre la lucha y la defensa de otros derechos fundamentales, necesarios y vitales para el buen vivir, pero se infravalora y relativiza uno que puede ser la vía de acceso y el punto de partida en la garantía de los demás: el derecho a la comunicación. Por eso es tan valiosa la apreciación de Uranga y por eso hacen falta más escenarios en los que se pongan sobre la mesa las necesidades y las oportunidades para defender un derecho que es la llave de los demás.
Los retos de los comunicadores sociales
El mandato de Uranga para los comunicadores y periodistas, que debiera ser el de todos los que se dedican a defender el derecho a comunicarse, lo explica el mismo, en el siguiente video:
«No hay democracia política sin democracia comunicacional», puntualizó Uranga en una de sus últimas intervenciones durante el panel.