La película Napoleón de Ridley Scott no es la primera que se filma acerca del siempre controvertido emperador de los franceses. Desde la invención del cinematógrafo hasta el presente se han realizado decenas de películas sobre el corso.

Por: Carlos Arnulfo Rojas Salazar, Editor Suregión.

Napoleón Bonaparte es uno de los individuos más investigados y retratados tanto desde la historia, como desde la literatura, la pintura y, por supuesto, el séptimo arte. En 1897 Luis Lumiere, uno de los padres del cine, dio inicio a una nutrida lista cinematográfica en torno a la figura del corso con el cortometraje, de menos de un minuto, Entrevista de Napoleón y del Papa.  

En pleno auge de las vanguardias cinematográficas y, al final de cine silente, Abel Gance escribió, dirigió y montó en Francia la película Napoleón. Esta superproducción impresionista, estrenada en 1928, muestra los primeros años del emperador e introduce innovadoras técnicas visuales, como la grabación multicámara y la proyección en pantalla de tres rollos de acetato, enseñando acciones simultáneas y yuxtapuestas (polyvisión).

Abel Gance pretendía hacer cinco secuelas de esta película, no obstante, tanto la baja recepción de su obra, así como los costos de producción se lo impidieron. A pesar de ello dirigió Austerlitz en 1960.

Austerlitz es una película de género épico sobre Napoleón; transcurre desde la firma del Tratado de Amiens de 1802, que puso fin a la guerra entre la primera república francesa y el Reino Unido, hasta la batalla de Austerlitz de 1805. Esta batalla es conocida como la de los tres emperadores, pues en ella, Napoleón saca su genio militar y vence a los ejércitos imperiales de austriacos y rusos, unidos en una tercera coalición con la intensión de someter a la Francia revolucionaria.    

Otras grandes producciones fílmicas acerca de Napoleón han sido Désirée (1954), Waterloo (1970) y La última batalla (Monsieur N.) (2003). Estas tres películas tienen en común denominador, haber sido producidas fuera de Francia y enfocarse en algún aspecto de la vida del corso.

Désirée, filmada en los Estados Unidos, es un drama romántico en el que el famoso actor Marlon Brando da vida al emperador de los franceses. Dirigida por Henry Koster, centra su atención en la relación infructífera que Napoleón sostuvo con Désirée Clary, hija de un rico comerciante de Marsella que, tras haber roto su compromiso matrimonial con el corso, terminara siendo la reina consorte de Suecia y Noruega.

Waterloo, por su parte, fue grabada en la extinta Unión Soviética. Dirigida por Sergei Bondarchuk, escenifica la preparación y desarrollo de la derrota definitiva del emperador en la localidad belga de Waterloo, así como su exilio en la isla de Santa Helena en medio del Océano Atlántico. Estos acontecimientos supusieron el fin de las guerras napoleónicas y el reordenamiento geopolítico de Europa continental.

La última batalla (Monsieur N.), película franco-británica dirigida por Antoine de Caunes, es un thriller de suspenso, intriga y traición, ambientado en los años que Napoleón permaneció preso en Santa Elena antes de morir. Este film baraja distintas hipótesis sobre lo que fueron estos seis años para el emperador, desde el padecimiento de una afección estomacal, debido al cáncer o al envenenamiento, hasta su huida exitosa de la isla.

Ridley Scott es el último director de esta lista hasta el momento. Su película, Napoleón, desarrolla simultáneamente dos líneas argumentativas. Por una parte, las épicas batallas en las que el corso saca a relucir su genio militar y vence a las múltiples coaliciones constituidas por sus enemigos; y por otra, su deseo enfermizo hacia la emperatriz Josefina, el cual lo llevó, en últimas, a perder la razón, el poder y el imperio.   

La película de Scott no ha estado exenta de polémicas. Varios historiadores han cuestionado la veracidad de los hechos narrados visualmente, como la presencia de Napoleón en la ejecución de María Antonieta, la realización de la batalla de Austerlitz sobre un lago congelado o, que el emperador dirigiera la caballería del ejército blandiendo un sable, dada su formación de artillero.

A pesar de estas polémicas, el Napoleón de Scott no deja de enseñar otras facetas del emperador. Joaquin Phoenix, actor encargado de interpretarlo, lo humanizó hasta el punto de cuestionar al hombre de hierro, al estratega militar, al político calculador y meticuloso, descrito usualmente por los historiadores.

Los espectadores de esta épica cinematográfica siguen a la espera de su tercera parte, la cual no se proyectó en las salas de cine y se estrenará próximamente en la plataforma de Apple TV. Con ello, la superproducción de Scott estará completa.