El largometraje Intolerancia de D. W. Griffith es considerado por muchos expertos de cine como una de las mejores películas de todos los tiempos. Aunque varias de sus innovaciones técnicas han sido superadas no ha pasado lo mismo con su mensaje moral.

Por: Carlos Arnulfo Rojas Salazar, Editor General.

David Wark Griffith es, junto a los hermanos Lumière, Méliès, los realizadores de la Escuela de Brighton, Edison y Porter, uno de los padres del séptimo arte. Por muchos años se le consideró el inventor de varias técnicas de la gramática visual; no obstante, el descubrimiento y restauración de cortos rodados entre la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX han revelado que, más que el creador de estas técnicas, fue el primero en combinarlas en un único filme, lo que significó el desarrollo definitivo de la narrativa visual.

Griffith no sólo aportó al naciente lenguaje visual, sino también al descubrimiento de actores y actrices valorados como verdaderas estrellas de cine; tal fue el caso de Mary Pickford, las hermanas Lillian y Dorothy Gish, Blanche Sweet y Mack Sennett; así como a la propia industria cinematográfica, al fundar en 1919, junto a Chaplin, Pickford y Fairbanks, la productora United Artists en el soleado Hollywood americano.

La producción visual de Griffith se inscribe en el cine silente, ya que de las más de cinco centenas de películas que rodó tan solo un par son sonoras. Sus principales largometrajes son El nacimiento de una nación (1915) e Intolerancia (1916). Estas dos películas contrastan tanto en los costos de producción, como en la recepción por parte del público y la crítica especializada. Ambas, eso sí, son consideradas obras maestras producto de un genio.

En El nacimiento de una nación, Griffith sigue la idea de que los Estados Unidos de América surgen tras la guerra de Secesión que enfrentó a los Estados de la Unión contra los Estados Confederados; estos últimos, liderados por los dueños de inmensas plantaciones y cientos de esclavos, se negaban a la liberación de la población afroamericana, así como al cambio de sus formas de relacionamiento sociopolítico.

En la realización de esta obra, Griffith gastó 110 mil dólares en tanto que recaudó la friolera suma de 16 millones de dólares. Siendo una de las películas más taquilleras de la historia del cine.

No obstante a su éxito de taquilla, el largometraje dejó varias controversias. La primera y más notoria, el tratamiento racista a la población afroamericana, la cual fue representada de forma ambiciosa, poco confiable, traicionera y con malas costumbres higiénicas, alimentarias y de relacionamiento social.

A su vez, el filme enalteció al Ku Klux klan, al presentarlo como un grupo de valientes que se enfrenta a las injusticias y criminalidad de la población negra. Por esta razón, la crítica cinematográfica se emponzoñó contra El nacimiento de una nación, a tal punto que fue prohibida su exhibición en varios estados de Norteamérica.

A Griffith no le sentó nada bien la actitud de los críticos y expertos de cine, por lo que decidió representar visualmente la intolerancia de estos hacia su obra. Así nació el magistral filme Intolerancia.

Este largometraje es, en realidad, la representación visual de cuatro historias paralelas que abordan la intolerancia a lo largo de la Historia. Sus protagonistas jamás se cruzan y debe ser la mente del espectador quien realice las respectivas ilaciones que se pueden producir entre ellos.

Griffith ideó que, entre los avances de las cuatro historias, se proyectara la imagen de una madre meciendo una cuna. Esta madre se hace más omnipresente a medida que se llega al clímax de las historias. Asimismo, entre ellas aparece un libro abierto, el libro de la vida, en el que se proyectan los textos explicativos a lo que tuvo que recurrir, al igual que a los matices de blanco y negro, para que la película fuera inteligible al público. Aún así, muchas personas se confundieron.

Ordenadas cronológicamente, no así en la película, la primera historia se desarrolla en la antigüedad, en la mítica y cosmopolita ciudad de Babilonia. Su protagonista es la mujer de la montaña; ágil, valiente y graciosa doncella que se enfrenta a la intolerancia de la casta sacerdotal que, al no comprender los cambios sociales promovidos por el rey Baltazar, lo traicionan, dejando abiertas las puertas de la ciudad para que Ciro, el rey de los persas, se apodere de ella.

Primera historia: hombre con mujer de la montaña, Intolerancia (1916). Fuente: Censacine.com

La segunda historia se desarrolla en Judea durante el tiempo del dominio romano. Allí un hombre humilde convierte el agua en vino y predica a un Dios más humano; la intolerancia del público que lo escucha lo lleva a ser crucificado en una cruz de madera.

Segunda historia: jesús perdonanado a la Magdalena, Intolerancia (1916). Fuente: Censacine.com

La tercera historia se produce en París al final de la Edad Media y comienzos de la modernidad. En esta ciudad el rey Carlos IX, asesorado por su madre, Catalina de Médicis, y de otros nobles, decide de manera intolerante masacrar al grupo protestante de los Hugonotes el 24 de agosto de 1572, día de San Bartolomé.

Tercera historia: carreta con hugonote entrando a París, Intolerancia (1916). Fuente: Censacine.com

La cuarta y última historia se produce en California en tiempos contemporáneos a la realización de Intolerancia. Narra cómo un joven se ve obligado a involucrarse con los gánsters para sobrevivir; no obstante, el amor de su amada lo lleva a buscar retirarse de la vida criminal. La intolerancia de su antiguo jefe y de sus excompañeros casi lo conduce a la horca, de la que se libró en el último minuto, gracias a su esposa y al trabajo investigativo de un agente de la ley.

Cuarta historia: Joven con agente de ley y su esposa, Intolerancia (1916). Fuente: Censacine.com

A diferencia de El nacimiento de una nación, Intolerancia fue un fracaso de taquilla que dejó a Griffith endeudado durante los siguientes años; no así la crítica especializada, que vio en la película el desarrollo del lenguaje visual, tanto en su planimetría, como en su revolucionario montaje paralelo.

Intolerancia, grabada durante la Gran Guerra, que pasó a llámarse Primera Guerra Mundial debido a que entre 1939 y 1945 se produjo una más mortífera que aquella, no pierde vigencia en su enseñanza moral.

La intolerancia sigue acompañado a la humanidad en los tiempos de la reproductibilidad técnica, en la era de las comunicaciones, las redes sociales, el streaming y la inteligencia artificial.

La globalización ha significado para la humanidad la mayor intolerancia de todos los tiempos. Los hombres se matan unos a otros al querer instaurar una única identidad, negando las diferencias culturales propias de cada sociedad tiempo-espacial.

La madre silente de la intolerancia sigue meciendo la cuna como si no se tratase de la protagonista de la película de Griffith, sino más bien del mito del eterno retorno de Sísifo.