En la última semana se llevaron a cabo los premios Globo de Oro que destacan lo mejor del cine del último año. En dicha gala el filme Oppenheimer se llevó cinco de los ocho galardones a los que estaba nominada. En este contexto publicamos la reseña crítica sobre Oppenheimer escrita por Mariana Galindo, quien analiza la aclamada producción de Christopher Nolan y sostiene que » Oppenheimer no es sobrexplicativa, ni melosa, y a pesar de ser un relato ‘complicado’ Nolan logra hacerlo comprensible e interesante. Casi toda la película se cuenta por analogías, que no se sienten rebuscadas o innecesarias. Es una historia detrás de la historia, que es compresible solo al final, donde todas las piezas se unen y le dan un sentido más allá.«
Por: Mariana Galindo, estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Usco
Prometeo les robó el fuego a los dioses y se lo dio al hombre, por eso fue encarcelado. Es la premisa con la que inicia esta película titulada Oppenheimer y una de las primeras analogías con la que su director nos cuenta la historia. Para contextualizarnos un poco, toda la película se sitúa en la época de la Segunda Guerra Mundial, antes, durante y después; un tiempo difícil para la economía mundial, pero también, uno dorado para la física
Desde los aportes de Marie Curie en 1898 con el descubrimiento del polonio, pasando por Albert Einstein en 1916 y su teoría de la relatividad y continuando con Schrodinger y Heisenberg en 1925 con el desarrollo de la mecánica cuántica, junto a otras mentes brillantes hicieron de la primera mitad del siglo una revolución para la ciencia. Teniendo claro el auge científico y el contexto histórico, es posible sumergirnos plenamente en el relato.
La película inicia mostrándonos a J Robert Oppenheimer, interpretado por Cillian Murphy, en un tipo de interrogatorio, para luego dar un salto en el tiempo, mostrándose en blanco y negro un juicio donde el almirante Lewis Strauss, interpretado por Robert Downey Junior, es protagonista. Estas escenas se van intercambiando durante todo el filme y es por medio de ellas que logramos ver alrededor de 25 años de vida del llamado destructor de mundos.
Conocemos primero a un joven y esperanzado ‘Oppe’ como lo llaman en algunas escenas de la película, un poco distraído pero apasionado por el conocimiento. Un joven que va evolucionando su carácter e intelecto por medio de la presión de sus maestros, pero, más que todo por su propia motivación de aprendizaje. A la mitad de la película, quizás creamos que solo nos están dando datos de un juicio aleatorio, que cuentan lo que fue de la vida de aquel muchacho, el cual se convierte en un adulto respetable – que simpatiza con el comunismo- en medio de la comunidad científica.
Pero, en realidad, eso no lo es todo. Cada uno de esos diálogos de interrogación son pistas que nos llevan al cómo llegaron a esa habitación, habitación donde se nos revela todo lo que tuvo que suceder para que el doctor Oppenheimer ya fuera reconocido mundialmente como aquel que trajo la destrucción al mundo y el responsable de abrirle las puertas a una muerte paciente que ha estado hambrienta por mucho tiempo.
Este largometraje fue presentado por primera vez al público el 20 de Julio del 2023 y es dirigido por Christopher Nolan. Es un filme que, desde mi perspectiva, reuniría cada punto positivo de sus antiguas producciones, tales como: interestelar, Origen, El caballero Oscuro e incluso El truco final. Oppenheimer no es sobrexplicativa, ni melosa, y a pesar de ser un relato ‘complicado’ Nolan logra hacerlo comprensible e interesante. Casi toda la película se cuenta por analogías, que no se sienten rebuscadas o innecesarias, es una historia detrás de la historia, que es compresible solo al final, donde todas las piezas se unen y le dan un sentido más allá.
Nos muestran una historia más profunda que la que habíamos estado observando durante horas, y eso es lo hermoso de la narrativa. Demuestra que, a diferencia de otras películas de otros directores, Nolan no necesita llenar el filme de analogías superfluas y convertir al guion en algo incomprensible para que las personas digan que fue una buena película. Nolan es perspicaz, y logra envolver a la audiencia desde el primer diálogo.
Es una historia interesante contada desde dos perspectivas diferentes, lo que la vuelve doblemente cautivante. Christopher Nolan nos ofrece el relato desde los ojos del científico, cómo vivió desde dentro este acontecimiento y, por otro lado, enseña cómo el mundo entero lo veía. El filme nos deja ver cada punto relevante del camino recorrido por el creador de la bomba atómica.
Es una producción en la cual el protagonista no es solo J Robert Oppenheimer sino la ciencia misma en su más realista expresión. No se percibe ni una pizca de alguna desesperada búsqueda de aceptación como en muchos largometrajes modernos. Si bien es cierto, al ser una película y no un documental, no es un filme cien por ciento apegado a la realidad, pero sí basado en ella, muy fiel a la historia real y con un soundtrack increíble. No necesitó desenfocarse a una historia de amor inventada, exagerada o colocarla forzosamente como principal para que a la audiencia “le llegara la película” ni tuvo necesidad de incluir personajes o escenarios “socialmente aceptados” para que la película fuera bien recibida.
No se distrajo de lo verdaderamente central que era la construcción de la bomba, el ingenio detrás y, sobre todo, las repercusiones que tuvo en su precursor y en el mundo futuro. Destaco también el concepto que manejaron y la manera en la que se refleja el daño masivo que tuvo esta invención. No es una película que por tratar temas de armas necesariamente incluye escenas de riesgos, acción o violencia explicita. En un ninguna parte de la película escuchamos gritos desesperados, llantos incontrolables o gestos exasperados. No vimos una secuencia de acción de japoneses agobiados o de Robert Oppenheimer explícitamente carcomido por la culpa.
El ataque de pánico que tuvo Oppenheimer dando el discurso fue captado por la audiencia sin necesidad de minimizar esta emoción a un llanto lleno de desasosiego. El ataque de pánico se demostró solo reflejando lo que sentía, como lo sentía y por qué lo sentía, a través de los sonidos que emitía su alrededor y las acciones de las personas que lo rodeaban. En este punto, resalto la brillante actuación de Cillian Murphy, es fenomenal la manera en la que sus no exageradas expresiones reflejan a un verdadero Julius Robert Oppenheimer. No alguien frío, no un criminal, pero tampoco un genio, solo un ser humano.
Un hombre que de joven estuvo dispuesto a matar a un profesor debido a su crueldad, pero que en su adultez luchó con toda su influencia para detener esa carrera armamentista que había comenzado y que solo acabaría con la destrucción de todo alrededor. Un hombre con pecados, pero también con conciencia, ni bueno ni malo, solo un hombre. Por otro lado, la película, a pesar de tener un obvio contexto del inicio de la guerra fría, no categoriza el ser capitalista o comunista como algo malo o bueno.
Claro, se ven las inclinaciones de los personajes hacia cualquiera de los bandos, pero nunca se categoriza algo de eso como positivo o negativo. No se oye el típico discurso de lucha política en el que culpan al comunismo de querer empobrecer a todos o al capitalismo de la pobreza existente. La película muestra en cambio que todo el daño es causado por el ego de las potencias.
La necesidad de demostrar más poder sobre los demás, llevó a que muchos fueran manipulados no para un bien mayor, sino para una satisfacción individual, al saber que “se llevaba la delantera”. El filme nos recuerda el mensaje que hace más de 50 años fue mandado: las puertas a la destrucción mundial ya están abiertas. El miedo que tenían ellos por la posible reacción en cadena que destruiría el mundo se hizo realidad. Así como Prometeo, Oppenheimer nos entregó el fuego que solo se sabe usar para acabar con la humanidad.
Para terminar, me gustaría compartir mi experiencia. Me sorprendió en gran manera ver a personas saliéndose de la función, o levantándose de sus asientos justo después de la prueba Trinity. Como si la explosión de prueba fuera el clímax del filme o lo más relevante, cuando solo iba a la mitad. Se iban sin entender que la verdadera trama estaba en los personajes. Fue impactante ver que mientras yo pensaba en aprender física mecánica para poder entenderla y disfrutarla más, otras personas solo esperaban el momento en el que el sueño los venciera para salir.
En definitiva, si me preguntaran si recomiendo esta película, mi respuesta sería un rotundo SI con un “pero” de acompañamiento, ya que es muy relativo. La película, aparte de ser histórica, es reflexiva, pues pone en duda la ética tanto de los personajes involucrados como de los espectadores. Nos plantea si en aquel escenario era mejor utilizar la lógica ontológica de Kant, que dice que “aquellas cosas que están bien se tienen que hacer, invariablemente de sus consecuencias”, o apegarse a la utilitaria, que busca maximizar las ganancias y minimizar pérdidas, la cual fue usada en aquel momento por Estados Unidos y que ‘solo’ provocó la muerte de centenares de miles de personas para “salvar” al resto del mundo.
Siendo sincera, no es una película para cualquier persona. No es un filme que todos estén preparados para ver, pero si una historia que todos deberían conocer. Entonces ¿la recomiendo? Sí, pero solo si se tiene el amor por la ciencia y el saber. Sí, pero solo si están dispuestos a verla con los ojos de la razón. Sí, pero solo si se sienten preparados no para un filme superficial sino para uno real. La llamada ‘película’ Oppenheimer, la categorizaría como una obra representativa del séptimo arte, que merece no solo una buena imagen popular, sino un reconocimiento por su calidad.